Para información de todos aquellos que de alguna forma visitan esta publicación quiero informales que mi país ha sufrido y continua sufriendo la devastación producida por el poderoso huracán, María. A pesar de todo lo publicado en los medios noticiosos internacionales, les puedo notificar de primera mano que Puerto Rico se levanta pero no al ritmo que se espera. Son muchas las situaciones que estamos viviendo (basta con googlear Puerto Rico) y aunque poco a poco nos movemos hacia cierta normalidad el camino no luce muy alentador. Hemos tenido que, por momentos, dejar de escuchar las noticias para poder recibir un poco de descanso ante la ola de situaciones embarazosas que no aportan al bienestar de nuestro país (no abundaré para no entrar en fatiga). Pero dentro de todo lo negativo que surge de este tipo de situaciones, y que se complica debido a nuestra peculiar situación de país, también se confirma que nosotros los boricuas somos una nación con un gran corazón y de espíritu inquebrantable. Desde el que lleva agua a lo más recóndito de nuestra isla hasta aquel que ha tenido de abandonar su tierra en busca de mejores oportunidades en el extranjero, todos y cada uno de nosotros hemos tenido que ajustarnos a nuestro nuevo país. Siempre hay sus excepciones – y a todos esos que han sido estorbo – estoy seguro que su factura llegará. No será fácil reconstruir nuestra infraestructura, no será fácil enfrentar nuestra quebrantanda economía, no será fácil mantenerse en pie de lucha, pero de esta salimos airosos, cueste lo que cueste nos tome lo que nos tenga que tomar. La voluntad está presente.